martes, 27 de diciembre de 2016

Sequía imaginativa

Ya no despierto recordando mis sueños; será porque no estás en ellos, porque no aparecemos ni tú ni yo.

Ya no me apetece salir corriendo a decirle al mundo que te quiero; será porque no lo siento, porque me he equivocado con el tiempo.

Será que ya he dejado de lado una parte del pasado. Y ya no te espero en mi cama, ni te imagino entre mis sábanas. Ya no recuerdo tu fragancia ni me empapa la nostalgia.

Ahora me doy cuenta: la sequía de tus besos contrastando con mis ganas; el desierto que dejaste en mi cabeza con tus palabras sin sustancia; el viento que arañaba mis mejillas cuando soltabas el aire contenido. Me arrastrabas a una vida sin sentido, a unos días grises y mediocres y, aún así, decías que me dabas todo lo que tenías. Cada acción agotaba mi imaginación.


Tu sonrisa no era mía, ni tú la persona con la que yo reía. Tu mano temblaba y mis ojos escocían. La canción que sonaba ya nadie la recuerda porque pertenece a otro de mis días de sequía.


<<En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento>>, Albert Einstein.

miércoles, 30 de noviembre de 2016

En este punto del desastre

Si hay algo que nadie nos puede quitar, eso son los recuerdos, las experiencias, los bailes, los besos, las charlas, los pelos de punta… Pero para tener recuerdos, primero hay que crearlos. Y qué mejor que hacerlo con locura.

Vivir lo que nadie vive, sentir todas las emociones como si fueran nuevas, gritar ante el miedo, callarnos los silencios, llorar de la risa, correr con adrenalina, movernos sin prisa.

Y que lo mejor es escribir sin pensar, vomitar todas las palabras que se crucen por la mente en un segundo, soltarlas a bocajarro, que salgan a borbotones, que no dé tiempo a escribir todo lo que está rondando por la cabeza en este instante solitario, llegados a ese punto del desastre y a esas alturas del insomnio.

Que lo mejor es cantar sin tener ni puta idea de la letra, desgañitarse y gritarla a pleno pulmón tomando una ducha fría, helada, congelada, de esas que hasta los huesos se quedan como témpanos de hielo. De esas duchas que devuelven la vida, de las que dejan como nuevo.

Que lo mejor es quemarse la punta de la lengua con ese café ardiendo porque llevas prisa, porque has quedado, porque los nervios se han instalado en forma de nudo en la garganta y entiendes por qué dicen eso de que miles de mariposas revolotean sin cansancio en el centro de tu estómago.

Y puede que no nos lleguemos a quemar con el café todos los días, pero sí con cada recuerdo.


<<Y es que cuando uno sacude el cajón de los recuerdos, son los recuerdos los que terminan sacudiéndolo a uno…>>, Andrés Castuera-Micher.


jueves, 10 de noviembre de 2016

No es nada serio

No. Te voy a decir que no. No quiero nada serio. No es lo que se lleva y yo soy toda una moderna.

Voy a callarme todos los ‹‹te quiero›› que pretendan escaparse de mi garganta atormentada. Porque no, no está de moda ahora.

Voy a guardarme esos abrazos que me pides a deshoras, no te cogeré esas llamadas que me vuelven loca ni te contestaré a los tres segundos ese mensaje de buenas noches que lleva haciéndome sonreír tres buenas horas.

Porque no. Porque, ¿para qué complicarme la vida e implicarme en la tuya?

Mejor cada uno a su aire, llorando en esquinas distintas y sufriendo cada uno por su lado. 
Porque nada importa cuando nos encontramos, nos olvidamos de los buenos modales, de las normas y de esta absurda moda.

El te quiero que esperamos nunca llega. Tenemos los labios sellados. Quien hable y sienta mariposillas en el estómago primero, pierde el juego. Porque no es nada serio. Porque nos da miedo. Porque sería condenarnos a un maldito infierno. 


<<Me gustaría pasar el resto de mis días con alguien que no me necesite para nada, pero que me quiera para todo>>, Mario Benedetti.

jueves, 20 de octubre de 2016

Por si te interesa conocerme

Si te interesa conocerme debes saber que no. No soy una chica fácil. No me sirve cualquiera. Tampoco cualquier lugar ni cualquier momento.

Me hago la dura a la mínima, no me dejo seducir por esa corbata mal atada. Tampoco por palabras traicioneras ni, muchas veces, por miradas sinceras.

Ni yo misma lo sé, ni yo misma lo entiendo. Frase que resume la vida de esta pobre loca medio cuerda.

¡Peligro! Estos ojos extremadamente bonitos se parecen a los del lobo de Caperucita. Feroces y hambrientos, que se mueren por enseñarte el camino incorrecto.

Ni siquiera la música amansa a esta fiera. Sin embargo, no puedo vivir sin ella.

No llevo un libro bajo el brazo para hacerme la interesante o la inteligente. Lo llevo porque sí, porque de verdad me gusta y no porque se haya puesto de moda.

No te pediré jamás un te quiero que no salga de tus labios por voluntad propia. Si te lo tengo que pedir, ya no lo quiero, ya no lo creo y ya no me hace falta.

La ironía es mi aliada y la indiferencia mi desdicha. Te puedo decir la mentira más sincera y la verdad más mordaz.

Soy demasiado buena para jugar contigo pero demasiado cabrona como para hacerte esperar toda una vida. Tranquilo, no lo tengas en cuenta; una vez me tengas, te juro que ya no me voy.

Soy orgullosa y, ten por seguro, jamás lo reconoceré. Soy cabezota, testaruda, terca, obstinada y todo lo que me quieras llamar, pero si me lo propongo puedo escucharte, comprenderte y aconsejarte. Aunque antes de entrar acuérdate de pedir permiso. Si no te dejo pasar, mejor ni insistas. Tendrás que pasar la prueba de fuego y será a vida o muerte: si resultas interesante, ganas; si eres un cabeza hueca, pierdes.


<<Las mujeres necesitamos la belleza para que los hombres nos amen, y la estupidez para que nosotras amemos a los hombres>>, Coco Chanel.

martes, 11 de octubre de 2016

Mírame y dispara

Mírame.

Mírame y dispara si puedes. Si te atreves. Si ya no me quieres.

Mírame y miénteme. Porque puedo llegar a creerte, porque quiero creer que no es cierto, que el mundo no es real y que yo no estoy loca.

Mírame.

Y sólo con la mirada pídeme que nos fuguemos, que escapemos, que corramos hacia ningún lado. Que nos choquemos y nos aferremos el uno al otro. Que me cojas de la mano y sigamos corriendo. Que yo no tengo miedo, que a tu lado no sé ni qué es eso.

Mírame.

Quiero que te enfades, que grites y que rabies, y también ser yo la única que te calme. Mírame y dime que me quieres, que sin mí te mueres y que me necesitas un poquito más cada día.

Entonces será cuando yo cierre los ojos, los apriete bien fuerte, descubra que el lugar más cálido se encuentra entre tus brazos y desee no despertarme nunca de este sueño. Un sueño en el que me confías tus secretos, en el que yo puedo sentirme protegida y querida.

Pero supongo que el mar todo lo borra.

Yo mirando y admirando desde la distancia; tú en tus continuos paseos por la playa y en ese amanecer perdido por el que te alejabas. Caminando entre piedras sin rumbo fijo, regalándome una solitaria caracola; fue cuando acabamos perdidos entre las olas.


<<La calma absoluta no es la ley del océano. Lo mismo ocurre en el océano de la vida>>, Paulo Coelho.

jueves, 22 de septiembre de 2016

Otoño



Así fue como te convertiste en mi otoño. 


Las hojarascas secas revoloteaban a mi alrededor.

Tú eras una más pero no una cualquiera. 



Querías volar libre, y lo hiciste. Eras esa hoja rebelde que tarda en secarse pero que vuela y se aleja lentamente, en silencio y dejando un rastro sordo.

Y yo, sin darme cuenta de que una hoja de un árbol perenne se colaba para colocarse a mi lado, a mis pies, esperando que la recogiera, dispuesta a consolarme y a la espera de un invierno frío.

En medio de la nada, como por arte de magia, ese trébol de cuatro hojas. Ese pequeño oasis que te da la vida, que te renace, que te hace resurgir de las cenizas.  En medio del caos, del desastre infinito, del inmenso estropicio.

Quizás no sea magia lo que necesito, ni siquiera suerte. Quizás sólo necesito ese empujoncito. O una copa de más. O unos gritos de mi mejor amigo para hacerme reaccionar.

Aún recuerdo nuestro último beso, el adiós definitivo, el punto y final de un otoño mediocre. Pero es un recuerdo difuminado por el paso del tiempo. Como un sueño al despertar, como los primeros años de la infancia, como ver a través de un vaso de cristal.

<<Estábamos, estamos, estaremos juntos. A pedazos, a ratos, a párpados, a sueños>>, Mario Benedetti.

miércoles, 20 de julio de 2016

Noches perdidas

Todo en él era peligroso. Desde sus ojos color azabache hasta su chaqueta negra de cuero. Se notaba en el viento colándose por la fina rendija de la ventana. Se notaba incluso en la noche misma. Se notaba que estaba cerca. Sin embargo, hay noches oscuras que calman. Y hay almas libres allá donde vayas.

Así eras, libre, caminando hacia donde te llevaba el viento. Compartías caricias con quien te las pedía. Podías pasarse las noches enteras en vela, de fiesta o mirando las estrellas.

Pero cambiaste tus noches perdidas por ella. Le dedicaste el tiempo que merecía, le regalaste esas noches y esos días. Llegó a creerte mientras dormía, mientras pasabas tus dedos por su espalda, susurrando que era la única a la que querías.

Ahora te mira y no te reconoce. Cambiaste sus besos por copas bien cargadas, sus abrazos por bailes solitarios y su cuerpo por la alargada barra del bar.

Ella no es melancólica, no le gusta mirar al pasado, no es de las que echan la vista atrás ni viven estancadas en algo que ya fue. Pero con contigo es distinto. Distinto porque le gustaba la forma en la que tus labios temblaban de emoción al pronunciar su nombre; la forma en la que tus pupilas se dilataban cuando la mirabas; la forma en la que tus dedos se entrelazaban casualmente con los tuyos y decidías no apartarlos.

Así de fácil era, así de complicado lo hiciste. Ya no quieres pronunciar su nombre, ni que te pille observándola, ni siquiera que vuestros dedos se rocen. Dices que no debes depender de nadie, que ella es la peligrosa. Dices que engancha como una droga y que ya no eres el mismo. No te das cuenta de que el cambio es bueno.

Lo irónico es que único peligro que existía era tu felicidad casi extinguida. El brillo aparentemente permanente instalado en tus ojos amenazaba con desaparecer a medida que ella tomaba el camino opuesto a tus labios. Ahora cuando te vuelva a mirar, no te verá a ti, sino a ese ‹‹tú›› pasado que decidiste dejar de lado.


<<Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja, y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en nuestra vida merece cargar en las espaldas la responsabilidad de completar lo que nos falta>>, John Lennon.

lunes, 11 de julio de 2016

Vía de escape

Yo, que caminaba tranquila por la acera aquella noche, que me fiaba hasta de tu sombra.

Tú, que me seguías y me perseguías como un depredador, que no confiabas en nadie más que en ti mismo.

–¡Arriba las manos, esto es un atraco! –gritaste apuntándome con un arma que no estaba cargada.

Al principio no lo entendí, incluso sonreí; pero, con el tiempo, comprendí que lo que hiciste fue un robo de mi corazón a mano armada.

Me dejaste sin opciones.

Disparaste con sólo mirarme.

Me mataste nada más tocarme.

Huiste del mundo y me llevaste contigo, atada de pies y manos.

Pensé que éramos eternos. Pero no existe un “nosotros” eterno, ni siquiera metafóricamente hablando.

Aun a riesgo de perderme, me enfrenté a mis miedos diciéndote adiós para siempre. Fue ahí cuando recordé quererme, recordé que mis sueños e ilusiones iban mucho más allá de tenerte.

Solté las cadenas que me ataban a tu risa, escondí las cuerdas que me ligaban a tus dedos y dibujé una vía de escape alternativa, una salida de emergencia para alejarme de esos túneles negros de tus ojos.


<<No hay ningún sueño eterno: a cada sueño le sustituye uno nuevo y no se debe intentar retener ninguno>>, Hermann Hesse.

sábado, 2 de julio de 2016

¿Y si arriesgas y ganas?

Corre. Más. Más rápido. Corre que se escapan. ¿No los ves? Son tus sueños caminando por el andén. Están esperando un tren que nunca te has atrevido a coger.

Tarde. Empezaste a correr demasiado tarde. Pero no te quedes sin aliento esperando al siguiente. Hay aviones o barcos que te pueden llevar mucho más lejos. Sólo tienes que aceptarlo. Aceptar que la vida no te pone en bandeja la alegría y que el camino que pensabas quizás no era el correcto. Hay miles de salidas, aunque nos empeñemos en seguir la más fácil. Hay más soluciones, aunque se nos compliquen con el tiempo. Pero ¿no es lo difícil lo que nos gusta, lo que nos atrae, lo que nos hace pensar y lo que nos hace crecer? ¿No son los retos los que nos ponen a prueba para saber de lo que somos capaces de hacer?

No, no tiene que ser fácil. Mejor lo difícil, lo complicado, lo intenso, lo apasionado y lo alocado. Mejor que las emociones sean fuertes, que dejen buen sabor de boca y mariposas en el estómago.

Sólo veo gente infeliz pretendiendo ser feliz. No, no hacemos lo que realmente queremos. No, no nos permitimos expresar lo que sentimos. Estamos atados por una cuerda invisible que hace incluso más daño así, sin verla. 

El País de las Maravillas no existe, y no podemos estar eternamente en Nunca Jamás. 
Mejor salir de la burbuja, tomar riesgos y, ya de paso, vivir


<<Si no estás dispuesto a arriesgar lo inusual, tendrás que conformarte con lo usual>>, Jim Rohn.

miércoles, 18 de mayo de 2016

Adicción

Adicción. Enganchada a sus besos, amoldada a su cuello.

Perdición. Engañada por sus lágrimas, hechizada por sus ojos.

Lamento ahogado dentro de su cuerpo. Corriente de llanto asomando al comienzo de sus pestañas.

Adrenalina. Corriendo en dirección opuesta a sus palabras traicioneras. Chocando contra las paredes que se ciernen a su alrededor. Resbalando en cada charco donde su reflejo aparece diluido. Porque esa ya no era ella.

Parecía tan frágil que acabó creyéndolo. Aunque no lo fuera. Aunque no quisiera. Débil, cansada, frustrada y abrumada. A veces se preguntaba si era posible sentir todo eso al mismo tiempo, al unísono, como si entonaran una melodía para nada agradable. Riendo como si le fuera la vida en ello, con mil ganas de llorar por dentro. Era como si nada le afectara. Como si nada importara y todo cambiara.

Y aún así le entiendes. Mientras la gente demuestra menos de lo que siente, ella lo expresa con esa mirada congelada. Más loca que la propia locura, pisando fuerte, dejando una huella borrada en el barro.

Rencor, agonía, ira. Culpa. Siempre llega el sentimiento de culpa. Inevitable, como el choque entre dos polos opuestos, como la atracción entre sus cuerpos.

Adicción, perdición y culpa. Fases en el proceso de resquebrajamiento de un corazón maltratado.

<<Para que nada nos separe, que nada nos una>>, Pablo Neruda.

jueves, 28 de abril de 2016

Buenas costumbres

Hemos ahuyentado las buenas costumbres. Como cuando solíamos perdernos entre caricias, como cuando solías enredarte entre mi pelo o como cuando nos matábamos a besos.

Los buenos momentos fueron sustituidos por palabras afiladas como cuchillos. De esas que desgarran la piel, cortan la respiración y se quedan a vivir en ese peligroso hueco del alma. Imposibles de borrar. Imposibles de callar.


¿Dónde quedaron los buenos libros? Esos libros que me leías mientras yo revisaba que todos tus lunares no se hubieran movido de su sitio. Esos libros que me leías mientras yo admiraba el dulzor de tus labios. Esos libros que me leías mientras yo reía y tú me mirabas advirtiendo tormenta.


¿Dónde quedaron las canciones lentas? Esas canciones que bailábamos tan apretados que ni el aire se atrevía a colarse entre nosotros. Esas canciones que en realidad no escuchábamos porque la verdadera música estaba en nuestros ojos. Esas canciones que bailábamos mientras nuestro mundo se iba desmoronando poco a poco.



¿Y dónde quedaste tú? 
¿Y dónde quedé yo? 

Caminando por aceras distintas, en direcciones opuestas y mirando al suelo, cabizbajos. Si al menos hubiéramos alzado la vista quizás nos hubiéramos parado. Pero seguimos andando, la calle se tornó gris y nunca veíamos el final de la oscura decepción.


Canción: <<Puedes contar conmigo>>, La Oreja de Van Gogh.

sábado, 16 de abril de 2016

Doble cicatriz

¿El tiempo lo cura todo? ¡Já! Me encantaría restregarle esa gran frase a quien quiera que sea el idiota que la haya inventado.

El tiempo no cura las heridas, tan sólo las hace más soportables. Pero siguen ahí. Si las tocas duelen, recordándote cada minuto de angustia y sufrimiento.

El tiempo no lo cura todo, si acaso, te tienta a que vuelvas a experimentar esa agradable sensación de calma que llega después de la tormenta para volver a hacerte daño. Así no tienes una sola cicatriz, sino que ya son dos.

A veces, es necesario un jarro de agua fría para poder despertarnos del todo. Y ni siquiera con eso es suficiente para aprender a vivir.

Caes una y otra vez  en ese error porque parece hecho a medida para ti. Confeccionado con el mismo patrón, inyectado con la misma dosis de ingenuidad.

Entonces llegan las tiritas, las gasas, el alcohol y el olvido.

Espera, no. El olvido no. El olvido nunca llega.

Los remiendos no son suficientes y te conformas con la sensación de quemazón, porque no hay remedio para una herida en el corazón.

<<Nosotros no podríamos ser felices sin este amor de carne transparente: nos matarían las grandes cicatrices que nos puso el dolor sobre la frente>>, Jorge Debravo.

jueves, 7 de abril de 2016

La de sonrisa permanente

La vida se detiene. Un segundo. Tan solo un segundo. Ya no queda nada. Lo que antes tanto te importaba ha cambiado. Porque si hay algo seguro es que nada es seguro, porque nada es permanente y lo que en su momento llegó no era para quedarse.

Pero la veo con esa sonrisa siempre puesta. Su mayor mecanismo de defensa para este mundo cruel, absurdo y sin sentido; su mayor armadura luminosa contra este cielo gris de tormenta.





Quédate con esa, con la de sonrisa permanente, con la que sabes que la vida será más dulce y divertida; al igual que ella.






Quédate con esa que es capaz de atrapar los instantes de felicidad, aunque sea con un cuentagotas, con la que los aprovecha al máximo y se para en mitad de la calle para bailar bajo la lluvia.

Quédate con la que se rinde y la tierra la traga; pero es la que se supera a sí misma, se pone de nuevo en pie y sigue su camino.

Quédate con la que no se valora y el océano la ahoga; pero es la que logra salir a la superficie y continúa nadando.

Quédate con la que acalla sus miedos con una sonrisa, con la que ríe de todo y no le busca nunca un por qué.

Si algo he aprendido de los cuentos de hadas es que la esperanza es lo último que se pierde y que siempre le depara un final feliz al héroe de cada historia.

Quien piensa en fracasar, ya fracasó antes de intentar; quien piensa en ganar, lleva un paso adelante”, Sigmund Freud.

viernes, 1 de abril de 2016

Me arruiné apostando por ti

Eras como esa pequeña estrella perdida en medio del amanecer. No tienes ni idea de qué haces ahí. Sabes que ese no es tu sitio, pero aún así te quedas. Intentas brillar más que el Sol, pero acabas desvaneciéndote al alba.

Seguiste esa rutina, apareciendo sin preguntar y desapareciendo como si nada. Conseguiste forjarte ese aura misteriosa que tanto me atraía. Eras tan impredecible como increíble. Hasta que tu estrella dejó de brillar en aquella tormenta de verano.

Me dejaste siendo una niña asustada, como la que ha perdido su peluche favorito. Ese con el que solía dormir y al que me abrazaba en las noches de lluvia.

Ni tú ni yo queríamos. Ni siquiera lo predecíamos. Yo siempre escuchando la misma música mientras tú te ibas con la música a otra parte. Hundida en mis propios recuerdos; acabé profundizando tanto en ellos que la corriente me llevó por delante. Imparable. Arrasando con las pocas ganas que me quedaban de confiar en ti.

Pensé que volverías, que volverías por mí. Porque, a pesar de que nuestras piezas no encajen y que nuestras metas no se compartan, he guardado en mi mente un hueco especialmente dedicado a ti.

Cada uno se arruina la vida como quiere.

Y yo me la arruiné apostando por ti.


<<He decidido apostar por el amor. El odio es una carga demasiado pesada>>, Martin Luther King.

sábado, 5 de marzo de 2016

Ya no duele ni quema por dentro

Y mientras yo, al borde del precipicio, siempre sintiendo esa presencia detrás de mí. Tu presencia. Era como si me empujaras con un suave toque y yo me precipitara al vacío. Como si fueras el único impulso que yo necesitaba para saltar.
Tú no entendías que cuando me miras así, de esa forma tan intensa, el agujero negro de tus pupilas me engullía.

No huí, tan solo intenté encerrarme en mí misma. Pesando mis emociones en una balanza, midiéndolas con un metro para saber cuáles podía mostrar y cuáles debía guardar. Y así pasa, que de tanto controlarlas, se vuelven inexistentes.

Ya no hay emociones, ya no hay sentimientos. Ya no duele ni quema por dentro.

El temblor desaparece y puedo caminar lentamente, contando cada uno de los pasos que me llevan a alejarme de ti. Y esa agonía que me invadía, ahora se ha convertido en humo.

Aunque lo admito. Si te miro, aún puedo recordar esa emoción, ese fuego, ese temblor… pero se ha quedado en un recuerdo y los malos recuerdos, al igual que las pesadillas, desaparecen con el tiempo.

<<La memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado>>, Gabriel García Márquez.

viernes, 26 de febrero de 2016

A contrarreloj

A pesar de que tienes el poder de decidir, la vida no se basa en libres elecciones pues es ella la que te impone las opciones. 

Creemos ser dueños de nuestro tiempo hasta que se nos agota. Creemos que la infinidad de caminos nos llevan siempre al mismo sitio, pero siempre hay matices que los hacen diferentes. El truco está en esos matices, pequeños y que no llegan a apreciarse del todo. Tan cristalinos que pasas sin demorarte en ellos.

Recapacitas y te das cuenta de que tu vida, decidas lo que decidas, se acaba de convertir en una encrucijada que ni el mismísimo Einstein podría descifrar.

Te asustas, no me extraña.  Intentas vivir el día a día como si cada minuto fuese el último. Lo haces con tanta intensidad que parece que puedes romper el tiempo. 

Sí, la vida nos pone un camino diferente a cada persona, otra cosa es que queramos seguirlo. No aceptamos nuestro destino, nos negamos a ser convencidos. Pero, para cuando ves la suerte que te rodea, entonces los minutos estarán contados y tendrás que vivir a contrarreloj.


<<A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo>>, Jean de la Fontaine.

jueves, 18 de febrero de 2016

Perfecto error

¿Que si me arrepiento de haberte conocido? No. De lo que me arrepiento es de no haber cortado por lo sano.

Me dicen que es más fácil odiarte que quererte. Tienen razón. Porque, aunque tú no lo entiendas ahora, es la única manera de olvidarme de ti.

Me arriesgué una y mil veces por ti. Me enamoré cientos de veces de ti y me desilusioné otras tantas.

Me dicen que has sido el mayor error de mi vida. Tienen razón. Pero, ¿qué sería de nosotros si no cometiésemos ningún error? Si lo hiciéramos todo perfecto, ¿dónde estaría la emoción?

Me divertí y lloré gracias a ti. Fui consciente de que cada vez que te apartabas con un punto y final, siempre era punto y seguido.

Y ahora no eres más que un error difuminado, casi imperceptible y, lo más importante, indoloro. Eso es en lo que acabaste convirtiéndote para mí.

Te perdí entre copa y copa, te seguí entre la gente y te mezclaste con el olor a tabaco.






<<La perfección es una pulida colección de errores>>, Mario Benedetti.







Que no te sorprenda que, después de todo, te dé las gracias. Sí. Gracias por hacerme ver que eres lo opuesto a lo que quiero. Gracias a que me dejé engatusar por tu elegante traje, preferí hombres sin corbata y más sinceros. Gracias porque tú, amor, eres el perfecto error que todo el mundo debería cometer, al menos, una vez en su vida.

Ahora soy consciente de que el único error que no se debe cometer es el de arriesgarse por alguien que no sea uno mismo.





<<Si no te equivocas de vez en cuando, quiere decir que no estás aprovechando todas tus oportunidades>>, Woody Allen.

sábado, 13 de febrero de 2016

Mi ciudad en ruinas

Dicen que todos los caminos llevan a Roma pero yo, por más que lo intento, sólo te encuentro a ti. Escoja la ruta que escoja, no veo más que unos ojos curiosos que me espían y me torturan. Espero que eso no signifique que tú eres mi Roma particular porque ya tengo suficiente con mi propia ciudad en ruinas.

Sí, mi mente es una especie de panteón romano con ideas tan rotas como sus columnas partidas y con pensamientos más perdidos que los trozos de piedra esparcidos por el suelo agrietado.




Y no porque mi cabeza sea un caos o se parezca a una jaula con varios pájaros revoloteando desorientados de lado a lado, voy a dejar de hacerla caso. Es más, debería escucharla más a menudo en esas ocasiones.




Cuanto más perdida y desorientada me siento, más conveniente es escucharme a mí misma. Porque en esos momentos de debilidad me grito, nada más y nada menos, que lo que siento de verdad.

Quizás mi ruina haya sido encontrarte, pero no por ello vas a dejar de ser mi ciudad favorita. 

Léelo de delante hacia atrás o de atrás hacia delante. Léelo de cualquier manera porque siempre serás mi Roma o mi amor.





<<No existe el orden en el mundo, debemos adaptarnos al caos>>, Kurt Vonnegut.

sábado, 6 de febrero de 2016

Ser feliz es una opción y el error es descartarla

No sé qué tendrá la vida que en algunos momentos nos supera y deseamos escapar de ella.

Tanta información inútil, tanto ruido continuo, tanta gente indiferente.

Encontrarnos en una isla desierta sin más compañía que el calor abrasador, la sombra de la palmera y la música del vaivén de las olas del mar. Parece una buena opción. Sentir esa soledad como nuestra mejor aliada. Dicen que mejor solo que mal acompañado, ¿no? Pues apliquemos eso a nuestra cabeza. Aislemos esos pensamientos que estorban, ese ruido que no nos deja escucharnos a nosotros mismos, esas personas que no nos aportan nada a nuestra vida.



La soledad nos regala esa tranquilidad y ese silencio que necesitamos para ver las cosas más claras. Quizás deberíamos ser egoístas más a menudo. Pensar en lo que realmente queremos y en lo que nos hace feliz. Que no hay ninguna persona en este mundo que nos pueda hacer más felices que nosotros mismos.

Tenemos la suerte de poder elegir. De vivir la vida como queramos y aún así seguimos empeñados en seguir condicionados por no-se-sabe-qué. Mejor condicionémonos a nosotros mismos, impongámonos nuestras ideas antes que las de los demás.

Recuerda que ser feliz es una opción y sería un error descartarla.

<<La felicidad se alcanza cuando lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace, están en armonía>>, Mahatma Gandhi.