jueves, 31 de diciembre de 2015

Silencio pactado

Llámalo un secreto inconfesable.

Llámalo fallo imperdonable.

Llámalo falta de cordura o de razón.

Llámalo momento de entendimiento o de confusión.

Llámalo contradicción.

Llámalo el final de una página más en blanco de ese libro inacabado.

Llámalo como quieras, pero llámalo; así tendremos la certeza de que algo ocurrió.

Ahora nos quedamos sumidos en un silencio pactado llamado orgullo.


Ninguno de los dos nos poníamos de acuerdo, pero siempre existió esa conexión especial entre nosotros.

Anclados como dos barcos en el mismo puerto del que nunca partirán.

Perdidos como dos náufragos en una isla desierta que no tienen más remedio que mirarse a los ojos porque es en la pupila del otro, el único lugar donde pueden encontrar algo de consuelo.


<<Cuando el orgullo comienza, el amor muere>>, Johann Caspar Lavater.

jueves, 24 de diciembre de 2015

Mente fría, corazón caliente

Estamos rodeados de magia y aún así no la sentimos. Pendientes de una  ilusión imaginaria que sigue presente en los más pequeños de la casa. Ellos son los que, verdaderamente, disfrutan y nos hacen disfrutar estos días.

Parece fácil hacer retroceder esas manecillas de tu reloj de mesilla. Volver al punto exacto de tu vida en la que no te detienes demasiado a pensar en lo que haces. Ese momento en que veías tu inocencia reflejada en un charco de agua. Esos años en los que te enfadabas por cualquier tontería y era otra tontería más grande la que te hacía feliz. Una piruleta era tu mayor tesoro, te creías el rey del castillo de arena que hacías con tus padres en la playa y tu único miedo era la oscuridad.


Pero los años pasan para todos, el tiempo es cruel a su manera y no espera que lo entiendas.
Nos sentimos pequeños en un mundo tan grande, pero hemos dejado de serlo. Ahora los enfados son duraderos. Ahora ser inocente no es agradable.  La oscuridad ya no te asusta tanto y es el montón de hojas que tienes memorizar lo que te preocupa ahora.

Cuando creces, los problemas crecen contigo. Cada problema peor que el anterior y tendemos a ahogarnos en un vaso de agua. Irremediablemente. Sin poder controlarnos.

Sí, ya no somos niños y tenemos que aprender a adaptarnos a este mundo que cambia cada día a pasos agigantados. Pero que hayamos dejado de ser niños no significa que no debamos seguir sintiéndonos jóvenes. Mantén la mente fría y el corazón caliente; que tu mente tenga tantos conocimientos como sueños y que tu corazón siga latiendo con ilusión.

<<Lo maravilloso de la infancia es que cualquier cosa es en ella una maravilla>>, Gilbert Keith Chesterton.

jueves, 17 de diciembre de 2015

Olvidamos más de lo debido

Me alegra haberte conocido en esta vida, pero me voy antes de que abras de nuevo mis heridas.

Siempre contaba los segundos que quedaban para verte, solo que no me di cuenta de que el reloj no funcionaba y seguí contando para siempre.

Será el tiempo que nos mata, o los miedos que nos atrapan. Cada paso hacia adelante significaban dos hacia atrás.

Predestinados a encontrarnos y condenados a perdernos. Algunas veces por tu culpa y otras, por la mía.

No sé qué deparará nuestro futuro. Tal vez olvidemos más de lo debido o, tal vez, recordemos más de lo querido.

Quizás el no verte es lo que me mantiene aún con vida.

Sólo hay una cosa segura y es que, a pesar de los años y de los daños, nuestras miradas aún se buscan.


<<El alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada>>, Gustavo A. Bécquer.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Búscame

Si mañana te sientes solo y asustado, búscame.

Si con sus besos no son suficientes, búscame.

Si la alegría ha desaparecido de tu vida, búscame.

Si tu alma ya no se ríe y corre el riesgo de marchitarse, búscame.


Si necesitas que un huracán vuelva a poner tu vida patas arriba, búscame.

Si ya todo te parece frío y gris, si necesitas color y calor, búscame.

Si sólo necesitas alguien que te escuche, búscame.

Porque deberías buscarme.

Y así lo hiciste.

Me buscaste, me encontraste, me abrazaste. Pero no volviste a ver ni a tocar a la misma persona.

Esa persona que alguna vez te había hecho sentir grande; la que, alguna vez, con sus besos sí bastaban; con la que alguna vez mantuviste la alegría; con la que tu alma siempre sonreía.

Esa persona que normalmente ponía tu vida patas arriba; con la que todo era tan cálido y colorido; la que te miraba a los ojos y te entendía sin palabras.

Después de marcharte, me cambiaste. Y, en la vida, hay cambios que son permanentes.

<<Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos>>, Viktor Frankl.

jueves, 3 de diciembre de 2015

Falsas promesas

La vida está llena de falsas promesas. Esas que te prometes a ti mismo desesperadamente. Promesas que nunca acaban llegando, que nunca se acaban de cumplir. Odio las falsas promesas, esas que no avanzan, que no retroceden, que se congelan en el tiempo.

Promesas que otros te hacen o que tú mismo te dices. Te ciegas de ilusión y no ves la pared. Corres hacia ella como alma que lleva el diablo, tan confiada que de pronto…

Estás inconsciente, tirado en el suelo. Alguien te recoge y te dice que lo siente. Estaba a tu lado todo este tiempo y no fue capaz de avisarte del peligro.

Lo siento.

Cuando te dicen lo siento, ¿a qué se refieren? ¿A haberte fallado? ¿O a haber vuelto contigo? Un lo siento rápido no es sincero. No es más que una costumbre que se repite mecánicamente por el impulso de alguna razón desconocida.


Falsas promesas, sueños incumplidos, hechos imposibles, actos impulsivos. Convencida de la magia del momento, caes en el engaño y quedas atrapada en la frustración.


<<Nunca pensé que en la felicidad hubiera tanta tristeza>>, Mario Benedetti.