Si mañana te
sientes solo y asustado, búscame.
Si con sus
besos no son suficientes, búscame.
Si la
alegría ha desaparecido de tu vida, búscame.
Si tu alma
ya no se ríe y corre el riesgo de marchitarse, búscame.
Si necesitas
que un huracán vuelva a poner tu vida patas arriba, búscame.
Si ya todo
te parece frío y gris, si necesitas color y calor, búscame.
Si sólo
necesitas alguien que te escuche, búscame.
Porque
deberías buscarme.
Y así lo
hiciste.
Me buscaste,
me encontraste, me abrazaste. Pero no volviste a ver ni a tocar a la misma persona.
Esa persona
que alguna vez te había hecho sentir grande; la que, alguna vez, con sus besos
sí bastaban; con la que alguna vez mantuviste la alegría; con la que tu alma
siempre sonreía.
Esa persona
que normalmente ponía tu vida patas arriba; con la que todo era tan cálido y
colorido; la que te miraba a los ojos y te entendía sin palabras.
Después de
marcharte, me cambiaste. Y, en la vida, hay cambios que son permanentes.
<<Cuando
ya no somos capaces de cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío
de cambiarnos a nosotros mismos>>, Viktor Frankl.
No hay comentarios:
Publicar un comentario