Me alegra
haberte conocido en esta vida, pero me voy antes de que abras de nuevo mis
heridas.
Siempre
contaba los segundos que quedaban para verte, solo que no me di cuenta de que
el reloj no funcionaba y seguí contando para siempre.
Será el
tiempo que nos mata, o los miedos que nos atrapan. Cada paso hacia adelante
significaban dos hacia atrás.
Predestinados
a encontrarnos y condenados a perdernos. Algunas veces por tu culpa y otras, por
la mía.
No sé qué
deparará nuestro futuro. Tal vez olvidemos más de lo debido o, tal vez,
recordemos más de lo querido.
Quizás el no
verte es lo que me mantiene aún con vida.
Sólo hay una
cosa segura y es que, a pesar de los años y de los daños, nuestras miradas aún
se buscan.
<<El alma que hablar puede con los ojos,
también puede besar con la mirada>>, Gustavo A. Bécquer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario