jueves, 20 de octubre de 2016

Por si te interesa conocerme

Si te interesa conocerme debes saber que no. No soy una chica fácil. No me sirve cualquiera. Tampoco cualquier lugar ni cualquier momento.

Me hago la dura a la mínima, no me dejo seducir por esa corbata mal atada. Tampoco por palabras traicioneras ni, muchas veces, por miradas sinceras.

Ni yo misma lo sé, ni yo misma lo entiendo. Frase que resume la vida de esta pobre loca medio cuerda.

¡Peligro! Estos ojos extremadamente bonitos se parecen a los del lobo de Caperucita. Feroces y hambrientos, que se mueren por enseñarte el camino incorrecto.

Ni siquiera la música amansa a esta fiera. Sin embargo, no puedo vivir sin ella.

No llevo un libro bajo el brazo para hacerme la interesante o la inteligente. Lo llevo porque sí, porque de verdad me gusta y no porque se haya puesto de moda.

No te pediré jamás un te quiero que no salga de tus labios por voluntad propia. Si te lo tengo que pedir, ya no lo quiero, ya no lo creo y ya no me hace falta.

La ironía es mi aliada y la indiferencia mi desdicha. Te puedo decir la mentira más sincera y la verdad más mordaz.

Soy demasiado buena para jugar contigo pero demasiado cabrona como para hacerte esperar toda una vida. Tranquilo, no lo tengas en cuenta; una vez me tengas, te juro que ya no me voy.

Soy orgullosa y, ten por seguro, jamás lo reconoceré. Soy cabezota, testaruda, terca, obstinada y todo lo que me quieras llamar, pero si me lo propongo puedo escucharte, comprenderte y aconsejarte. Aunque antes de entrar acuérdate de pedir permiso. Si no te dejo pasar, mejor ni insistas. Tendrás que pasar la prueba de fuego y será a vida o muerte: si resultas interesante, ganas; si eres un cabeza hueca, pierdes.


<<Las mujeres necesitamos la belleza para que los hombres nos amen, y la estupidez para que nosotras amemos a los hombres>>, Coco Chanel.

martes, 11 de octubre de 2016

Mírame y dispara

Mírame.

Mírame y dispara si puedes. Si te atreves. Si ya no me quieres.

Mírame y miénteme. Porque puedo llegar a creerte, porque quiero creer que no es cierto, que el mundo no es real y que yo no estoy loca.

Mírame.

Y sólo con la mirada pídeme que nos fuguemos, que escapemos, que corramos hacia ningún lado. Que nos choquemos y nos aferremos el uno al otro. Que me cojas de la mano y sigamos corriendo. Que yo no tengo miedo, que a tu lado no sé ni qué es eso.

Mírame.

Quiero que te enfades, que grites y que rabies, y también ser yo la única que te calme. Mírame y dime que me quieres, que sin mí te mueres y que me necesitas un poquito más cada día.

Entonces será cuando yo cierre los ojos, los apriete bien fuerte, descubra que el lugar más cálido se encuentra entre tus brazos y desee no despertarme nunca de este sueño. Un sueño en el que me confías tus secretos, en el que yo puedo sentirme protegida y querida.

Pero supongo que el mar todo lo borra.

Yo mirando y admirando desde la distancia; tú en tus continuos paseos por la playa y en ese amanecer perdido por el que te alejabas. Caminando entre piedras sin rumbo fijo, regalándome una solitaria caracola; fue cuando acabamos perdidos entre las olas.


<<La calma absoluta no es la ley del océano. Lo mismo ocurre en el océano de la vida>>, Paulo Coelho.