jueves, 3 de diciembre de 2015

Falsas promesas

La vida está llena de falsas promesas. Esas que te prometes a ti mismo desesperadamente. Promesas que nunca acaban llegando, que nunca se acaban de cumplir. Odio las falsas promesas, esas que no avanzan, que no retroceden, que se congelan en el tiempo.

Promesas que otros te hacen o que tú mismo te dices. Te ciegas de ilusión y no ves la pared. Corres hacia ella como alma que lleva el diablo, tan confiada que de pronto…

Estás inconsciente, tirado en el suelo. Alguien te recoge y te dice que lo siente. Estaba a tu lado todo este tiempo y no fue capaz de avisarte del peligro.

Lo siento.

Cuando te dicen lo siento, ¿a qué se refieren? ¿A haberte fallado? ¿O a haber vuelto contigo? Un lo siento rápido no es sincero. No es más que una costumbre que se repite mecánicamente por el impulso de alguna razón desconocida.


Falsas promesas, sueños incumplidos, hechos imposibles, actos impulsivos. Convencida de la magia del momento, caes en el engaño y quedas atrapada en la frustración.


<<Nunca pensé que en la felicidad hubiera tanta tristeza>>, Mario Benedetti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario