¿El tiempo
lo cura todo? ¡Já! Me encantaría restregarle esa gran frase a quien quiera que
sea el idiota que la haya inventado.
El tiempo no
cura las heridas, tan sólo las hace más soportables. Pero siguen ahí. Si las
tocas duelen, recordándote cada minuto de angustia y sufrimiento.
El tiempo no
lo cura todo, si acaso, te tienta a que vuelvas a experimentar esa agradable
sensación de calma que llega después de la tormenta para volver a hacerte daño.
Así no tienes una sola cicatriz, sino que ya son dos.
A veces, es
necesario un jarro de agua fría para poder despertarnos del todo. Y ni siquiera
con eso es suficiente para aprender a vivir.
Caes una y
otra vez en ese error porque parece
hecho a medida para ti. Confeccionado con el mismo patrón, inyectado con la
misma dosis de ingenuidad.
Entonces
llegan las tiritas, las gasas, el alcohol y el olvido.
Espera, no.
El olvido no. El olvido nunca llega.
Los remiendos
no son suficientes y te conformas con la sensación de quemazón, porque no hay
remedio para una herida en el corazón.
<<Nosotros no podríamos ser felices sin este amor de carne transparente:
nos matarían las grandes cicatrices que nos puso el dolor sobre la frente>>,
Jorge Debravo.
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