Dicen que
todos los caminos llevan a Roma pero yo, por más que lo intento, sólo te
encuentro a ti. Escoja la ruta que escoja, no veo más que unos ojos curiosos
que me espían y me torturan. Espero que eso no signifique que tú eres mi Roma
particular porque ya tengo suficiente con mi propia ciudad en ruinas.
Sí, mi mente
es una especie de panteón romano con ideas tan rotas como sus columnas partidas
y con pensamientos más perdidos que los trozos de piedra esparcidos por el
suelo agrietado.
Y no porque mi cabeza sea un caos o se parezca a una jaula con varios pájaros revoloteando desorientados de lado a lado, voy a dejar de hacerla caso. Es más, debería escucharla más a menudo en esas ocasiones.
Cuanto más perdida y desorientada me siento, más conveniente es escucharme a mí misma. Porque en esos momentos de debilidad me grito, nada más y nada menos, que lo que siento de verdad.
Quizás mi
ruina haya sido encontrarte, pero no por ello vas a dejar de ser mi ciudad favorita.
Léelo de delante hacia atrás o de atrás hacia delante. Léelo de cualquier
manera porque siempre serás mi Roma o mi amor.
<<No existe el orden en el mundo, debemos adaptarnos al caos>>,
Kurt Vonnegut.
No hay comentarios:
Publicar un comentario