No sé qué
tendrá la vida que en algunos momentos nos supera y deseamos escapar de ella.
Tanta información
inútil, tanto ruido continuo, tanta gente indiferente.
Encontrarnos
en una isla desierta sin más compañía que el calor abrasador, la sombra de la
palmera y la música del vaivén de las olas del mar. Parece una buena opción.
Sentir esa soledad como nuestra mejor aliada. Dicen que mejor solo que mal
acompañado, ¿no? Pues apliquemos eso a nuestra cabeza. Aislemos esos
pensamientos que estorban, ese ruido que no nos deja escucharnos a nosotros
mismos, esas personas que no nos aportan nada a nuestra vida.
La soledad
nos regala esa tranquilidad y ese silencio que necesitamos para ver las cosas
más claras. Quizás deberíamos ser egoístas más a menudo. Pensar en lo que
realmente queremos y en lo que nos hace feliz. Que no hay ninguna persona en
este mundo que nos pueda hacer más felices que nosotros mismos.
Tenemos la
suerte de poder elegir. De vivir la vida como queramos y aún así seguimos
empeñados en seguir condicionados por no-se-sabe-qué. Mejor condicionémonos a
nosotros mismos, impongámonos nuestras ideas antes que las de los demás.
Recuerda que
ser feliz es una opción y sería un error descartarla.
<<La felicidad se alcanza cuando lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace, están en armonía>>, Mahatma Gandhi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario