No me gusta
que el mundo gire tan deprisa. Soy más de las que hacen las cosas despacio, de
las que saben apreciar la calma. Soy el trueno en lugar del rayo. Aparezco
tarde, sí, pero causo un tremendo impacto.
Soy la
dulzura que se esconde en la locura. Soy la adrenalina provocada por el miedo,
esa intensidad difícil de manejar.
Soy la noche
más larga del verano que disfrutas cuando llega y a la que echas de menos
cuando se marcha. Soy esa noche en la que cometes errores y, aún así, no te
arrepientes porque merece la pena volver a cometerlos.
Soy lo
opuesto a la cordura y la razón. Soy el último verso de tu poema incompleto.
Soy el
enigma encerrado en ti que solías descifrar. Soy el sueño de cada noche que
recuerdas cada mañana. También soy el camino de seda por el que solías pasear.
Soy esa
pequeña mota de polvo invisible impregnada en tu camisa. Soy tu canción
favorita, el sonido de la lluvia en los cristales, la sonrisa que destaca, el
suspiro que no se detiene.
Y también
soy frágil, humana y con sentimientos.
<<Quien no encaja
en el mundo, está cerca de encontrarse a sí mismo>>, Hermann Hesse.
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