jueves, 8 de octubre de 2015

Una historia cualquiera

Lo ves, lo vives, lo imaginas. Lo haces tuyo. Te detienes en un punto. Reflexionas. Lloras o ríes, da igual, lo importante es que estás empapado de él. Vivís millones de historias juntos. Todas distintas. Todas iguales. Llega un momento en el que quieres y no puedes. Quieres seguir viviendo, pero te das cuenta de que la historia acabó. Le acaricias y le sientes, le deseas buenas noches y te despides prometiendo volver a verle. El sueño vence, Morfeo es caprichoso y desea que duermas. Pero no acaba ahí, porque al día siguiente llega otro, casi por casualidad, sin saber que está predestinado para que tú le descubras. Y vuelta a empezar, harás lo mismo con todos y cada uno de ellos. Te metes en sus vidas siendo un intruso pero lo más bonito es que con cada uno de ellos todavía sientes la emoción de tu primer amor, de tu primera historia.

Algunos pueden tacharte de loco, como a Don Quijote, pero así es como se mantiene vivo a un libro. Sin embargo, no te olvidas de ninguno, no tienes ni idea de las partes en las que tu corazón puede llegar a dividirse para albergar tantos momentos, imaginarios para unos, pero tan reales para ti. Lo mejor de todo, es que un libro no te falla, es tu más fiel aliado. Aunque, para que eso ocurra, debes escoger bien. Y no hay nada más placentero que leer, que encontrar los mejores amigos de tu vida, porque hay muy pocas personas que puedan hacerte sentir lo mismo que sientes cuando lees.


<<Los libros son puertas que te llevan a la calle. Con ellos aprendes, te educas, viajas, sueñas, imaginas, vives otras vidas y multiplicas la tuya por mil>>, Arturo Pérez Reverte.

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