jueves, 10 de noviembre de 2016

No es nada serio

No. Te voy a decir que no. No quiero nada serio. No es lo que se lleva y yo soy toda una moderna.

Voy a callarme todos los ‹‹te quiero›› que pretendan escaparse de mi garganta atormentada. Porque no, no está de moda ahora.

Voy a guardarme esos abrazos que me pides a deshoras, no te cogeré esas llamadas que me vuelven loca ni te contestaré a los tres segundos ese mensaje de buenas noches que lleva haciéndome sonreír tres buenas horas.

Porque no. Porque, ¿para qué complicarme la vida e implicarme en la tuya?

Mejor cada uno a su aire, llorando en esquinas distintas y sufriendo cada uno por su lado. 
Porque nada importa cuando nos encontramos, nos olvidamos de los buenos modales, de las normas y de esta absurda moda.

El te quiero que esperamos nunca llega. Tenemos los labios sellados. Quien hable y sienta mariposillas en el estómago primero, pierde el juego. Porque no es nada serio. Porque nos da miedo. Porque sería condenarnos a un maldito infierno. 


<<Me gustaría pasar el resto de mis días con alguien que no me necesite para nada, pero que me quiera para todo>>, Mario Benedetti.

jueves, 20 de octubre de 2016

Por si te interesa conocerme

Si te interesa conocerme debes saber que no. No soy una chica fácil. No me sirve cualquiera. Tampoco cualquier lugar ni cualquier momento.

Me hago la dura a la mínima, no me dejo seducir por esa corbata mal atada. Tampoco por palabras traicioneras ni, muchas veces, por miradas sinceras.

Ni yo misma lo sé, ni yo misma lo entiendo. Frase que resume la vida de esta pobre loca medio cuerda.

¡Peligro! Estos ojos extremadamente bonitos se parecen a los del lobo de Caperucita. Feroces y hambrientos, que se mueren por enseñarte el camino incorrecto.

Ni siquiera la música amansa a esta fiera. Sin embargo, no puedo vivir sin ella.

No llevo un libro bajo el brazo para hacerme la interesante o la inteligente. Lo llevo porque sí, porque de verdad me gusta y no porque se haya puesto de moda.

No te pediré jamás un te quiero que no salga de tus labios por voluntad propia. Si te lo tengo que pedir, ya no lo quiero, ya no lo creo y ya no me hace falta.

La ironía es mi aliada y la indiferencia mi desdicha. Te puedo decir la mentira más sincera y la verdad más mordaz.

Soy demasiado buena para jugar contigo pero demasiado cabrona como para hacerte esperar toda una vida. Tranquilo, no lo tengas en cuenta; una vez me tengas, te juro que ya no me voy.

Soy orgullosa y, ten por seguro, jamás lo reconoceré. Soy cabezota, testaruda, terca, obstinada y todo lo que me quieras llamar, pero si me lo propongo puedo escucharte, comprenderte y aconsejarte. Aunque antes de entrar acuérdate de pedir permiso. Si no te dejo pasar, mejor ni insistas. Tendrás que pasar la prueba de fuego y será a vida o muerte: si resultas interesante, ganas; si eres un cabeza hueca, pierdes.


<<Las mujeres necesitamos la belleza para que los hombres nos amen, y la estupidez para que nosotras amemos a los hombres>>, Coco Chanel.

martes, 11 de octubre de 2016

Mírame y dispara

Mírame.

Mírame y dispara si puedes. Si te atreves. Si ya no me quieres.

Mírame y miénteme. Porque puedo llegar a creerte, porque quiero creer que no es cierto, que el mundo no es real y que yo no estoy loca.

Mírame.

Y sólo con la mirada pídeme que nos fuguemos, que escapemos, que corramos hacia ningún lado. Que nos choquemos y nos aferremos el uno al otro. Que me cojas de la mano y sigamos corriendo. Que yo no tengo miedo, que a tu lado no sé ni qué es eso.

Mírame.

Quiero que te enfades, que grites y que rabies, y también ser yo la única que te calme. Mírame y dime que me quieres, que sin mí te mueres y que me necesitas un poquito más cada día.

Entonces será cuando yo cierre los ojos, los apriete bien fuerte, descubra que el lugar más cálido se encuentra entre tus brazos y desee no despertarme nunca de este sueño. Un sueño en el que me confías tus secretos, en el que yo puedo sentirme protegida y querida.

Pero supongo que el mar todo lo borra.

Yo mirando y admirando desde la distancia; tú en tus continuos paseos por la playa y en ese amanecer perdido por el que te alejabas. Caminando entre piedras sin rumbo fijo, regalándome una solitaria caracola; fue cuando acabamos perdidos entre las olas.


<<La calma absoluta no es la ley del océano. Lo mismo ocurre en el océano de la vida>>, Paulo Coelho.

jueves, 22 de septiembre de 2016

Otoño



Así fue como te convertiste en mi otoño. 


Las hojarascas secas revoloteaban a mi alrededor.

Tú eras una más pero no una cualquiera. 



Querías volar libre, y lo hiciste. Eras esa hoja rebelde que tarda en secarse pero que vuela y se aleja lentamente, en silencio y dejando un rastro sordo.

Y yo, sin darme cuenta de que una hoja de un árbol perenne se colaba para colocarse a mi lado, a mis pies, esperando que la recogiera, dispuesta a consolarme y a la espera de un invierno frío.

En medio de la nada, como por arte de magia, ese trébol de cuatro hojas. Ese pequeño oasis que te da la vida, que te renace, que te hace resurgir de las cenizas.  En medio del caos, del desastre infinito, del inmenso estropicio.

Quizás no sea magia lo que necesito, ni siquiera suerte. Quizás sólo necesito ese empujoncito. O una copa de más. O unos gritos de mi mejor amigo para hacerme reaccionar.

Aún recuerdo nuestro último beso, el adiós definitivo, el punto y final de un otoño mediocre. Pero es un recuerdo difuminado por el paso del tiempo. Como un sueño al despertar, como los primeros años de la infancia, como ver a través de un vaso de cristal.

<<Estábamos, estamos, estaremos juntos. A pedazos, a ratos, a párpados, a sueños>>, Mario Benedetti.

miércoles, 20 de julio de 2016

Noches perdidas

Todo en él era peligroso. Desde sus ojos color azabache hasta su chaqueta negra de cuero. Se notaba en el viento colándose por la fina rendija de la ventana. Se notaba incluso en la noche misma. Se notaba que estaba cerca. Sin embargo, hay noches oscuras que calman. Y hay almas libres allá donde vayas.

Así eras, libre, caminando hacia donde te llevaba el viento. Compartías caricias con quien te las pedía. Podías pasarse las noches enteras en vela, de fiesta o mirando las estrellas.

Pero cambiaste tus noches perdidas por ella. Le dedicaste el tiempo que merecía, le regalaste esas noches y esos días. Llegó a creerte mientras dormía, mientras pasabas tus dedos por su espalda, susurrando que era la única a la que querías.

Ahora te mira y no te reconoce. Cambiaste sus besos por copas bien cargadas, sus abrazos por bailes solitarios y su cuerpo por la alargada barra del bar.

Ella no es melancólica, no le gusta mirar al pasado, no es de las que echan la vista atrás ni viven estancadas en algo que ya fue. Pero con contigo es distinto. Distinto porque le gustaba la forma en la que tus labios temblaban de emoción al pronunciar su nombre; la forma en la que tus pupilas se dilataban cuando la mirabas; la forma en la que tus dedos se entrelazaban casualmente con los tuyos y decidías no apartarlos.

Así de fácil era, así de complicado lo hiciste. Ya no quieres pronunciar su nombre, ni que te pille observándola, ni siquiera que vuestros dedos se rocen. Dices que no debes depender de nadie, que ella es la peligrosa. Dices que engancha como una droga y que ya no eres el mismo. No te das cuenta de que el cambio es bueno.

Lo irónico es que único peligro que existía era tu felicidad casi extinguida. El brillo aparentemente permanente instalado en tus ojos amenazaba con desaparecer a medida que ella tomaba el camino opuesto a tus labios. Ahora cuando te vuelva a mirar, no te verá a ti, sino a ese ‹‹tú›› pasado que decidiste dejar de lado.


<<Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja, y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en nuestra vida merece cargar en las espaldas la responsabilidad de completar lo que nos falta>>, John Lennon.

lunes, 11 de julio de 2016

Vía de escape

Yo, que caminaba tranquila por la acera aquella noche, que me fiaba hasta de tu sombra.

Tú, que me seguías y me perseguías como un depredador, que no confiabas en nadie más que en ti mismo.

–¡Arriba las manos, esto es un atraco! –gritaste apuntándome con un arma que no estaba cargada.

Al principio no lo entendí, incluso sonreí; pero, con el tiempo, comprendí que lo que hiciste fue un robo de mi corazón a mano armada.

Me dejaste sin opciones.

Disparaste con sólo mirarme.

Me mataste nada más tocarme.

Huiste del mundo y me llevaste contigo, atada de pies y manos.

Pensé que éramos eternos. Pero no existe un “nosotros” eterno, ni siquiera metafóricamente hablando.

Aun a riesgo de perderme, me enfrenté a mis miedos diciéndote adiós para siempre. Fue ahí cuando recordé quererme, recordé que mis sueños e ilusiones iban mucho más allá de tenerte.

Solté las cadenas que me ataban a tu risa, escondí las cuerdas que me ligaban a tus dedos y dibujé una vía de escape alternativa, una salida de emergencia para alejarme de esos túneles negros de tus ojos.


<<No hay ningún sueño eterno: a cada sueño le sustituye uno nuevo y no se debe intentar retener ninguno>>, Hermann Hesse.

sábado, 2 de julio de 2016

¿Y si arriesgas y ganas?

Corre. Más. Más rápido. Corre que se escapan. ¿No los ves? Son tus sueños caminando por el andén. Están esperando un tren que nunca te has atrevido a coger.

Tarde. Empezaste a correr demasiado tarde. Pero no te quedes sin aliento esperando al siguiente. Hay aviones o barcos que te pueden llevar mucho más lejos. Sólo tienes que aceptarlo. Aceptar que la vida no te pone en bandeja la alegría y que el camino que pensabas quizás no era el correcto. Hay miles de salidas, aunque nos empeñemos en seguir la más fácil. Hay más soluciones, aunque se nos compliquen con el tiempo. Pero ¿no es lo difícil lo que nos gusta, lo que nos atrae, lo que nos hace pensar y lo que nos hace crecer? ¿No son los retos los que nos ponen a prueba para saber de lo que somos capaces de hacer?

No, no tiene que ser fácil. Mejor lo difícil, lo complicado, lo intenso, lo apasionado y lo alocado. Mejor que las emociones sean fuertes, que dejen buen sabor de boca y mariposas en el estómago.

Sólo veo gente infeliz pretendiendo ser feliz. No, no hacemos lo que realmente queremos. No, no nos permitimos expresar lo que sentimos. Estamos atados por una cuerda invisible que hace incluso más daño así, sin verla. 

El País de las Maravillas no existe, y no podemos estar eternamente en Nunca Jamás. 
Mejor salir de la burbuja, tomar riesgos y, ya de paso, vivir


<<Si no estás dispuesto a arriesgar lo inusual, tendrás que conformarte con lo usual>>, Jim Rohn.